miércoles, 26 de diciembre de 2012

DIARIO DE NAVIDAD


DÍA 22 DE DICIEMBRE

Hoy ha amanecido con un tiempo indeseable. Siempre llueve cuando más posibilidades tienes de mojarte. La ley de Murphy casi nunca se equivoca. Lluvia con viento o quizás viento con lluvia. Uno de esos días donde el paraguas se convierte en un trasto que terminas tirando en cualquier contenedor de basura, pues alguna ráfaga ya lo ha convertido en un elemento deforme y carente de toda utilidad. Lo malo es que ese paraguas era el último que había en casa y que de momento no puede reponerse por otro nuevo. ¡Habrá que mojarse!

Da la sensación que con cada ventolera se va escapando la esperanza que me quedaba en la participación de 3 euros que tenía para el sorteo de la lotería de Navidad. No ha tocado ni un mísero reintegro. Es cierto que otros años jugaba dos o tres décimos, pero este año sólo he podido permitirme esa participación que nos han regalado en el ropero de Cáritas. Se hace real aquello de que la lotería regalada nunca toca.

Pero a pesar del mal tiempo y de la falta de suerte, e incluso, del paraguas roto, he de salir a la oficina de empleo a ver si encuentro algo para estos días. Cualquier trabajo temporal me sirve (por lo menos cualquiera en el que paguen). No como la última vez que estuve trabajando un mes y al final no cobre nada y me gaste incluso algo de dinero en desplazamientos; dinero que me prestó mi hermano y que espero no me reclame próximamente.

Cruzo los dedos y salgo cargado con el esperanza del que ya no tiene otra cosa. Es, ciertamente, una esperanza preñada de conformismo y con tan poca vida que termina siendo una desesperanza sin la dosis suficiente de drama para convertirse en algo digno de mención.

DÍA 23 DE DICIEMBRE

Hoy abro este diario con la sonrisa recién estrenada, pues ayer pude encontrar un empleo para estos días. El contrato sólo es de 3 días, pero con lo que me pagan podré comprar algo para nuestra flácida despensa que se nutre solamente de los donativos del banco de alimentos. Por lo menos podremos tener una tableta de turrón en nuestra mesa esta Nochebuena. Me gustaría poder tener una botella de vino para acompañar, pero eso se quedará en el baúl de los deseos, pues prefiero un par de kilos de arroz que siempre cunden más. Ya me parezco al cuento de la lechera, que iba haciendo las cuentas antes de vender la leche. Yo también ya empiezo a gastarlo antes de ganar el dinero.

Pero todavía no he dicho en que consiste el empleo; es algo muy acorde con estas fechas. Es hasta gracioso. El Papá Noel del centro comercial este año seré yo. Empiezo esta tarde y simplemente tengo que sonreír y escuchar. No está mal, aunque yo siempre he sido más de los Reyes Magos. Es gracioso que me paguen por repartir regalos entre los niños que no conozco y en mi casa ni un solo regalo será entregado. Por lo menos podré disfrutar con las caritas de ilusión de los niños del centro comercial.

DÍA 24 DE DICIEMBRE

Hoy es Nochebuena. Aunque para mí tendrá mucho de “noche” y muy poco de “buena”. Seguramente llegue cansado y sin demasiadas ganas de charla, pero aun así, aguantaré con mi familia la noche y hasta puede que seamos capaces de tragarnos lo que den en la televisión. Por lo menos estamos juntos y sufrimos unidos. Dicen que el dolor compartido duele menos, pero yo ahora creo que simplemente se multiplica y se hace más profundo, pues además tienen que soportar el dolor de los demás.

DÍA 24 DE DICIEMBRE DE MADRUGADA

Ya están todos en la cama. El sueño se me ha escapado y aquí estoy rellenando el vacío de este cuaderno con palabras y pensamientos. Nuestra cena no ha tenido capón asado, ni ha habido jamón recién cortado, ni tampoco hemos disfrutado de unas gambas a la plancha o un poco de queso manchego, pero hemos dado buena cuenta de un tazón de sopa caliente y un plato de arroz con pieles de pollo que estaba de los más exquisito. A mi esposa cada día le sale mejor el arroz. Además ella tiene la virtud de inventarse platos de algo sin nada. Por ejemplo, el otro día nos sorprendió con un puré de patatas sin patatas y hasta es capaz de prepararnos unos filetes de ternera sin carne... Jejejejeje. Si un gran chef es capaz de hacer un riquísimo pavo relleno al horno, mi mujer se saca de la manga lo mismo, pero con la genialidad de hacerlo sin pavo, sin relleno y sin horno. Jajajajaja.

Después de la cena nos dimos el capricho de compartir media tableta de turrón, (la otra mitad quedará para mañana). Que sabroso estaba el turrón... Al no haber abundancia todo se paladea con mayor fruición. Alguna cosa buena tendrá que tener la carestía que sufrimos. Todo sabe mejor porque no sabes si mañana podrás saborear alguna cosa comestible.

Al final hasta hemos brindado; eso sí, con vasos llenos del mejor cava del grifo. Así nos evitamos la reseca del día de Navidad. Después intentamos ver la misa del Gallo desde Roma, pero poco a poco fueron cayendo en los brazos del cansancio y el sueño.

DÍA 25 DE DICIEMBRE

Y ya ha pasado el día de Navidad. No ha sido el más alegre de mi vida, pero por lo menos podemos decir que seguimos al pie del cañón y con la esperanza de que mañana siempre será mejor. Además puedo afirmar que mañana sí será mejor, porque tengo que cobrar mi aparición estelar como Papá Noel en el centro comercial.

Ese señor Papá Noel no ha pasado por mi casa a dejar ni un solo regalo, pero este año se han dejado olvidados un par de besos en mi mejilla que son de la mejor calidad y el pijama del niño ha sido tejido con los mejores abrazos del mundo.

Al fin ha pasado la Navidad y puedo afirmar que sin novedad en el frente.

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